Relatos cuyo tema principal, en
la mayoría de ellos, gira en torno el arte, la literatura y la filosofía.
Lo primero que llama la atención
al leer Universos adyacentes es la calidad literaria del autor. Andrés Hernández Rabal
escribe muy bien, no hay duda. Sin embargo muchos de los relatos dejan a uno,
debido a su escasa trama, bastante frío. Y la unión de estos dos elementos es
lo que hace de este libro una obra muy difícil de valorar. Si a eso le añadimos
que hay relatos excepcionales (como es el caso de ¿Cobarde?, que
tiene un final inesperado e irónico; Coma, humor negro
espeluznante; Móvil desbloqueado, un enredo muy irónico y
divertido; Sobre paraguas y tambores, curiosa historia con un
simpático toque absurdo; WVK, interesante ciencia ficción; y Rafael Medrano, mi preferido por su realismo y su final
conmovedor), como decía, si le añadimos el hecho de que contiene esos
magníficos relatos, la tarea de valorar se hace todavía más complicada al igual
que la de recomendar su lectura.
Por mi parte, aunque sea para
disfrutar de la elegante prosa del autor, animo a darle una oportunidad. ¿Quién
sabe? Tal vez el problema con algunos relatos es mío, y solo mío.
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