Una historia que tiene más de drama y thriller que de novela
policíaca.
La construcción de los personajes es excelente, sobre todo
la del protagonista y su vida. Al igual que la del asesino ficticio, escrito
por el propio protagonista, al que conocemos, en un ejercicio de
metaliteratura, gracias a extractos del libro que estaba escribiendo el
personaje.
El retrato psicológico de este asesino en serie así como la
historia personal del protagonista es muy interesante (lo que más me ha
gustado) y está muy bien narrado y estructurado gracias a un estilo de un autor
que demuestra tener mucho talento.
Vicente Blay controla los recursos literarios a la maravilla
y ofrece en este libro un texto embellecido con verdadera literatura.
La atmósfera de tristeza, pérdida y nostalgia acompaña en
toda la obra debido, como digo, al buen hacer del autor. Te asfixia, te agobia,
te duele, tanto, que logras sentir la tragedia de sus personajes.
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