¿Y si de verdad no es el final?
—¡¿Por qué lo has hecho?!
El grito llega hasta mis oídos desde la
oscuridad del asiento trasero.
El volantazo que el espanto me hace dar es tan
fatal, que solo tengo tiempo de ver, a través del retrovisor, los familiares
ojos del cadáver que hay en el maletero.
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