¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?
—¿En serio?
Su compañero estaba totalmente pasmado, tanto,
que faltaba poco para que la baba que bailaba sobre su labio inferior se
precipitara. Su rostro era una máscara de incredulidad y estupefacción. Le acababa de revelar la
verdad de lo que estaba viendo. La realidad de su Obra, aquella en la que había
trabajado clandestinamente durante casi trece años.
Él
asintió sonriente y un tanto nervioso.
La mente del asombrado compañero no dejaba de
cavilar, de unir piezas que por más que lo intentaba no lograba encajar, de
atribuir la lógica a teorías imposibles. Había ido al sótano de la casa de su
amigo para ver una extraña y distópica película fantástica… y ahora le acababa
de decir que en realidad no se trataba de una película.
Como el creador de la Obra veía que su
compañero aún dudaba, apagó el monitor y descorrió la cortina negra.
Al ver lo que había al otro lado, la baba del científico
finalmente se lanzó al vacío.
Sobre un sillón de cuero con posa pies,
tumbado, yacía un hombre dormido con todo tipo de cables y dispositivos, los
cuales estaban directamente conectados desde su cabeza y nuca, hasta el monitor
en el que se acababa de proyectar lo imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si has leído la historia, ¿por qué no comentar? Tanto si te ha gustado como si no, no dudes en hacérmelo saber. ¡Gracias!