sábado, 28 de febrero de 2015

La Obra

¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?



—¿En serio?

Su compañero estaba totalmente pasmado, tanto, que faltaba poco para que la baba que bailaba sobre su labio inferior se precipitara. Su rostro era una máscara de incredulidad  y estupefacción. Le acababa de revelar la verdad de lo que estaba viendo. La realidad de su Obra, aquella en la que había trabajado clandestinamente durante casi trece años.

Él  asintió sonriente y un tanto nervioso.

La mente del asombrado compañero no dejaba de cavilar, de unir piezas que por más que lo intentaba no lograba encajar, de atribuir la lógica a teorías imposibles. Había ido al sótano de la casa de su amigo para ver una extraña y distópica película fantástica… y ahora le acababa de decir que en realidad no se trataba de una película.

Como el creador de la Obra veía que su compañero aún dudaba, apagó el monitor y descorrió la cortina negra.

Al ver lo que había al otro lado, la baba del científico finalmente se lanzó al vacío.

Sobre un sillón de cuero con posa pies, tumbado, yacía un hombre dormido con todo tipo de cables y dispositivos, los cuales estaban directamente conectados desde su cabeza y nuca, hasta el monitor en el que se acababa de proyectar lo imposible. 


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