En Noctópolis David Luna nos ofrece una historia con varias capas de profundidad, algo que ya es habitual en sus obras. Lo que a primera vista (o lectura) parece simple, envuelto por ese estilo sencillo, rápido de leer, tan característico del autor, esconde, en realidad, una profunda complejidad. La cantidad de elementos y detalles que se encuentran a lo largo de la narración la dotan de matices que provocan en el lector la sensación de encontrarse ante una historia muy cuidada, tan mimada y bien esculpida como un artículo de orfebrería. David Luna es un artesano de la literatura, y los jueces de los concursos a los que se presenta no lo pasan por alto. Esta pequeña novela, sin ir más lejos, fue Mención del Jurado del Premio Internacional UPC de Ciencia Ficción 2020. El buen hacer de David Luna no pasa desapercibido y es digno de admirar.
Noctópolis nos presenta una amena mezcla de géneros, desde la ciencia ficción cyberpunk más salvaje, pasando por un thriller psicológico lleno de suspense, hasta la novela negra, eje central de la trama. Por si fuera poco, también nos entretiene con escenas de acción narradas con todo lujo de detalles en las que el protagonista, un supuesto luchador nato, deja sin sentido a más de un contrincante.
Pero lo más notable, como ya dije antes, es la profundidad. Ese análisis psicológico del protagonista, cuya historia desconcertante seguimos desde dentro con una primera persona y un tiempo verbal en presente que no nos adelanta nada, que nos mantiene informados de lo que ocurre al mismo tiempo que el personaje, sin saber en ningún momento más que él. Una elección desde el punto de vista estructural y narrativo totalmente acertada, teniendo en cuenta el estado en el que se halla el propio personaje, pues desconoce quién es, no recuerda apenas nada de su pasado y, para colmo, solo es capaz de estar despierto por las noches; antes de que amanezca, siempre cae inconsciente, y permanece dormido hasta la siguiente puesta de sol. Esos simbolismos y metáforas que se esconden tras los templos de la ciudad y más concretamente en los personajes de los Ángeles, tan bellamente descritos. Y también en la misma ciudad de Noctópolis, la ciudad dentro de la ciudad, un mundo totalmente diferente a solo un paso de tu propia casa, pero a miles de distancia en cuanto a ética y moralidad. En definitiva, una novela pequeña en su exterior, pero que al abrirla te hace adentrarte en un interior enorme, semejante a un iglú.
No temas en abrir sus tapas y caer, caer y caer en lo profundo de las letras de David Luna.