Una historia compleja, introspectiva, como cabía esperar,
llena de filosofía, de existencialismo y espiritualidad. Acostumbrado a leer
libros más ligeros, es agradable sumergirse en una literatura más densa, más profunda;
te produce esa sensación mágica y agradable que experimentas cuando te tumbas
en la bañera con agua caliente hasta la barbilla y al mismo tiempo sientes cómo
se reconforta tu cerebro, cómo va creciendo, la sensación de exaltación, de
emoción, de salud del deportista cuando hace ejercicio, pero en este caso, el
músculo es otro.
Es increíble cómo a pesar de haberse escrito en los años 20,
habla de temas tan actuales. Sobrecoge
lo adelantado a su tiempo de Hermann Hesse, da hasta miedo que ya por aquella
época tratase temas que están despiertos ahora más que nunca. ¡Si incluso habla
del ''postureo'', tan vigente hoy en día en las redes sociales!
Por otro lado, la densidad de la historia no impide que se
lea rápido. La narrativa y prosa de Hesse es tan suave como compleja.
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